Todos aquellos que trabajamos el arte del jabón (ya sea glicerina o saponificación) sabemos que podemos crear piezas únicas, artesanales y preciosas con sólo un poco de esfuerzo. Hoy les escribo no para explicarles las diferencias entre los procesos, si no para que conozcas una perspectiva diferente.
Para confeccionar una pieza de jabón en glicerina sabemos que compramos un bloque de la base de glicerina. Derretimos, añadimos color y aditivos y "voilá" vertimos al molde y en poco tiempo tenemos nuestro jabón listo para usarse. Así mismo es nuestra vida. Dirás, ¿¿que tiene que ver?? Pues mucho!
Veamos, el bloque de la base de glicerina, sigue siendo jabón, pero es feo no tiene ningún toque que lo distinga. En ocasiones somos como este bloque. Somos funcionales pero muchas veces nos falta algo para que nuestro brillo especial salga a la luz.
Muchas veces tenemos que pasar por procesos donde creemos derretirnos y que ya no podemos más. Sólo para darnos cuenta que nos estan añadiendo color y diferentes aditivos (actitudes y virtudes nuevas) para crear en nosotr@s una pieza única, artesanal y preciosa.
Hay personas que pasan por procesos más dificiles que otras. A estos los podemos ver como los jabones en saponificación. Es un proceso más difícil y elaborado pero al final la pieza que resulta es de tanta gratificación! Que vale la pena el proceso!
Lo mejor de todo es... que eres una pieza única y preciosa del mejor Diseñador, del mejor Artesano, de todos los tiempos, nuestro Dios.
No te quejes por lo que te pueda estar pasando. Recuerda que estas en un proceso de belleza. La verdadera belleza es la interior que luego se reflejará en tu exterior. Refleja lo mejor de ti cada día.
